Ejercicio físico: todavía un gran desconocido

23 de diciembre de 2009 a las 14:44
Dr. Carlos de Teresa, Presidente de la Sociedad Andaluza de Medicina del Deporte. Director Científico del Programa de Salud. Fundación Española del Corazón.

EL SEDENTARISMO COMO ENEMIGO A COMBATIR

El creciente estilo de vida sedentario de nuestra sociedad es uno de los hábitos que más ha influido en el aumento de enfermedades con alta repercusión sobre la salud pública, como es el caso de la obesidad, la enfermedad coronaria, la hipertensión o la diabetes. Esta situación tiene sin duda una enorme repercusión también desde el punto de vista económico. Los gastos sanitarios derivados de la obesidad suponen más de un 7% del gasto sanitario total en España, y en Estados Unidos se alcanzan cifras superiores a los 10.000 millones de dólares.

Los estudios sobre los costes derivados del sedentarismo en el entorno laboral muestra un gasto medio de 300 dólares más en los sedentarios que en las personas activas (Pratt y cols. 2000).

El Informe Chapman para la OMS (2003) sobre los Efectos de la Actividad Física y la Alimentación Saludables sobre las Enfermedades Crónicas no Transmisibles en el Entorno Laboral, muestra una reducción del 25% en bajas laborales, costes en planes de salud y compensaciones por incapacidad cuando se establecen Programas de promoción de hábitos de vida saludables.

En conclusión, es necesario promover la conciencia del enorme impacto negativo de la vida sedentaria sobre la salud del individuo, con una repercusión económica directa sobre las economías privada y pública.

NUESTRA APUESTA: PROMOCIÓN DE LA SALUD A TRAVÉS DEL EJERCICIO EN EL ENTORNO LABORAL

La promoción de la actividad física dentro del entorno laboral se plantea como un atractivo y complicado reto, que debe estar coordinado con el resto de programas y actividades dirigidas dentro del campo de la prevención de la salud. Las dificultades de espacio, tiempo y recursos reducen en muchos casos las opciones de programar este tipo de iniciativas, especialmente las relacionadas con el ejercicio físico, en el propio medio laboral. Sin embargo, este entorno ofrece otras muchas ventajas para alcanzar el objetivo general de promover estilos de vida cardiosaludables entre los trabajadores.

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Reducción del riesgo de muerte según el gasto calórico semanal.

Las intervenciones de promoción del ejercicio físico requieren distintos abordajes según el nivel de riesgo del grupo de población sobre el que se actúe. En el área de la salud cardiovascular, este modelo escalonado precisa actividades con distinto nivel de  supervisión dependiendo del objetivo: prevención primaria (población sana sin riesgos) o secundaria (población con riesgo cardiovascular que pueden haber sufrido o no eventos coronarios). Pero, en cualquier caso, el ejercicio saludable es un hábito que hay que promocionar en toda la población dadas las evidencias científicas de que disponemos: reducción del riesgo relativo de muerte por cualquier causa (incluidas enfermedades cardiovasculares y cáncer) de hasta un 40% con actividades que semanalmente generen un gasto calórico de 2.000 kcal. (Paffembarger y cols. 1986).

Riesgo cardiovascular

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Supervisión y control

La población con mayor riesgo cardiovascular (proporcionalmente una minoría) requiere una mayor supervisión de los programas de ejercico físico.

  • En prevención secundaria, Para aquellos pacientes que ya han sufrido algún evento coronario existen Programas específicos de Rehabilitación Cardiaca, y se han diseñado Programas con menor supervisión y control médico, pero con igual formación para el grupo de riesgo cardiovascular que no ha sufrido ningún evento coronario (hipertensos, obesos, fumadores, diabéticos).
  • En prevención primaria, dirigido a la población general sana, para promocionar la salud cardiovascular previniendo sus riesgos. En estos casos no se precisa de supervisión médica, pero sí introducir el ejercicio dentro del concepto de ocio activo. 

Los programas se basan, independientemente del objetivo preventivo primario o secundario, en la formación de los trabajadores en hábitos saludables con el objetivo de que sean ellos mismos los que puedan autogestionar su ejercicio físico tanto en las actividades cotidianas como durante la práctica de sus deportes preferidos.
Las bases de estos programas son:

  • Formar en hábitos saludables
  • Control y evaluación de los propios hábitos 
  • Autogestión de los hábitos de salud

En conclusión, la modificación del estilo de vida sedentario a través de programas de ejercicio físico debe centrarse en la formación del trabajador como sujeto activo que, más allá de realizar una serie de actividades físicas específicas para promover su salud, aprenda a gestionar sus hábitos de vida tanto en el entorno laboral, como en el social y familiar, de forma que el mayor autocontrol de la propia salud no sólo sea una tarea preventiva, sino que consiga acercarnos a la sensación de felicidad.

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