Cuando la entrega es testimonio

25 de junio de 2020 a las 7:14

Durante los peores momentos de la crisis sanitaria ocasionada por el COVID-19, numerosos profesionales de las Mutuas Colaboradoras han atendido la demanda formulada por la Administración para reforzar el Sistema Nacional de Salud, colaborando con evidente riesgo para su salud con los Servicios Públicos de Salud de las distintas Comunidades Autónomas en sus Hospitales, Centros de Atención Primaria, Residencias de Personas Mayores, Hoteles medicalizados, y  en definitiva allí donde han podido ser requeridos con urgencia.

En este sentido, los profesionales sanitarios de Ibermutua han vuelto una vez más a dar muestras de su vocación de servicio y entrega, tanto en lo profesional como en lo humano.

Estos son algunos de sus testimonios:

Helena Fernández

Helena Fernández estuvo prestando servicio como voluntaria en el hotel medicalizado “Las Provincias” de Fuenlabrada, al que los pacientes eran derivados de Madrid Sur, Ifema y alguno del Hospital de la Princesa, y cuyo jefe de Servicio, así nos ha pedido ella que lo destaquemos, era el Dr. Curcio.

Helena ¿Qué le lleva a una médico como tú, que lleva tanto tiempo dedicada a la gestión, a proponerse como voluntaria en un hotel “medicalizado” y además en una situación tan crítica?

Un médico nunca deja de ser médico. Su vocación de ayuda siempre está. Cuando vi la terrible situación en la que estaban los pacientes, hospitales colapsados, mis compañeros en primera línea de batalla arriesgando, no dudé en ofrecerme pese a la posibilidad de contagio.

¿No has sentido en ningún momento miedo por el riesgo que asumías?

Las ganas de ayudar superaban todo. Quizás al llegar a casa y recordar lo que había pasado durante el día me hacía sentir respeto. Pero nunca he tenido miedo.

¿Con qué dificultades te has encontrado y cómo las has superado?

Para mí lo más difícil ha sido mantener la distancia con los pacientes.  A un médico le cuesta no ver la expresión del paciente (el uso obligatorio de mascarillas para no contagiarnos), obviar lo que supone dar la mano, no poder reconfortar con el contacto cálido…pero esto redundaba en poder ayudar más y mejor. Si me contagiaba, dejaba de ser útil.

Y el equipo de profesionales, ¿cómo ha funcionado? Habrá sido difícil juntar a profesionales de especialidades y entornos laborales diferentes y sin conoceros…

Eso ha sido una de las cosas más bonitas. Ver cómo el sentimiento común de ayuda superaba alguna carencia, que se convertía en estímulo para sanar. Todos eran voluntarios: oftalmólogos, dermatólogos, pediatras, traumatólogos, matronas, y algunas enfermeras llegadas de otras provincias…Teníamos claro que estábamos tratando con personas que necesitaban lo mejor de nosotros.

¿Qué has podido aportar tú con tus conocimientos y qué has aprendido de esta experiencia?

He aportado  mi entusiasmo por volver a ayudar, siendo médico en primera línea de batalla. Hacía tiempo que no lo experimentaba y esto, unido a mis compañeros, me ha permitido volver a ejercer como Médico de Familia.

Además, mi capacidad organizativa, que lleva implícito mi trabajo como Directora de Zona, asociado a la visión global del paciente, me ha permitido ayudar a montar el dispositivo de soporte en salud mental con circuito para interconsultas con psiquiatría en el hotel, tan necesario para los pacientes. Mi experiencia en comunicación también ha sido útil para que los nuevos médicos en formación entendieran que además de la medicación es importante  hablar y explicar bien al paciente cuál era su enfermedad  y lo que le rodeaba. El  sufrimiento era evidente en ellos así como el miedo a contagiar después a sus familiares, incluso después de la cuarentena y con PCR negativas. 

Y he aprendido que gracias a esta experiencia, dura pero gratificante, sigo estando muy orgullosa de ser MÉDICO.

Helena Fernández

Inmaculada Velasco

Inmaculada Velasco atendió el requerimiento que se hizo desde la Asociación de Parálisis Cerebral Salamanca, ASPACE, cuando la doctora titular de dicha residencia había causado baja médica y necesitaban ayuda. Ella, que es médico de familia, no lo dudó y se presentó entonces como voluntaria.

Inmaculada, ¿en qué consistió tu trabajo?

Mi trabajo consistió en atender a los ingresados en las dos residencias de la Asociación (que cuenta con dos residencias y centro de día, actualmente cerrados), con un total de 45 personas aproximadamente, de los que 20 estaban aislados afectados de Coronavirus. Así que el 2 de abril me presenté voluntaria para comenzar allí mi labor.

Cuéntanos tu día a día…

Todas las mañanas iba a la residencia de Salamanca, primer cambio de ropa, pijama , bata, desinfección de zapatos, guantes, mascarilla, donde tras ponerme al día con Laura, la enfermera, revisábamos incidencias del día anterior, que siempre había. Entonces pasábamos a ver a los pacientes, primero los aislados, previa desinfección de zapatos , colocación de EPIS (bata , bolsa de basura adaptada, hasta que llegó alguna plastificada, doble guante, pantalla), luego los no asilados, retirada de parte de los Epis, que rociábamos con lejía para poder aprovechar durante algún día más.

¿Qué ha sido entonces lo que más te ha costado?

Lo que más me costó al principio, fue salir de mi zona de confort, tan de moda ahora esta expresión, mi trabajo en la Mutua, en contingencias comunes, es mucha gestión y pasaba de repente a una labor asistencial en un medio desconocido y para enfrentarme a una patología “desconocida”. Pero he tenido mucha ayuda, las dos enfermeras tanto Laura como Miriam me ayudaron muchísimo, son auténticas jabatas al igual que los cuidadores y cuidadoras, han adaptado su vida y las de sus familias de una forma increíble, sin horarios, sin casi descanso.

¿Qué nos quieres transmitir de la realidad que has vivido?

Me gustaría trasmitir que la realidad  en las residencias era muy complicada. Para conseguir que se hicieran los test, que un médico de atención primaria se desplazase a un centro a ver un paciente, aislado o no aislado,  los protocolos que cambian y dependen a qué centro de salud pertenezcan, se  lo aplican o lo interpretan distinto, y conseguir EPIS para todo el personal, era tarea imposible. El esfuerzo que requiere, las llamadas de teléfono que hay que hacer para que te escuchen, son horas de dedicación por parte de los gerentes, directores y resto de trabajadores. Esto, no es desde luego, “Anatomía  de Gray”.

En fin, yo diría que esto es un antes y un después, es un respeto por todas las personas que están dándolo todo,  es un granito de arena en toda esta situación que parece de ciencia ficción.

Como anécdota os cuento que  el pijama que llevaba era de Ibermutua, con nuestro logo,  y que todos mis compañeros, en especial los de mi delegación, que de alguna manera están allí representados, me han ayudado y apoyado muchísimo.

Y ya para terminar, dentro de mucho tiempo lo que recordaré seguro, seguro, será el permanente olor a lejía que yo siempre había odiado.

Inmaculada Velasco

Marisa Pinilla

En respuesta al requerimiento solicitado por las autoridades sanitarias del Servicio Extremeño de Salud, Marisa Pinilla estuvo, desde el 30 de marzo hasta el 8 de mayo, en la Unidad de Prevención de Riesgos Laborales del Hospital San Pedro de Alcántara, en Cáceres.

Marisa, ¿qué sería lo primero que quieres transmitir de la experiencia que has vivido?

Lo primero que quiero expresar es mi agradecimiento por la excelente acogida que tuve por parte de toda la Unidad donde he realizado el trabajo, desde el jefe de servicio, el Dr. Jesús Mateos, hasta al resto de todo el personal.

En todo momento nos hicieron participes de todo y también nos hicieron sentir integradas a todas las que estábamos allí. Qué buena gente, qué cariñosos y bueno…compañeros, al fin y al cabo.

Cuéntanos qué labor realizaste allí.

En los primeros días hacíamos estudios de contacto de todo el personal hospitalario, desde el celador o el pinche de cocina hasta cualquier médico especialista, que en su trabajo diario habían tenido contacto con algún paciente que fuese positivo en COVID.

Llamábamos por teléfono a cada persona y se realizaba una ficha de contacto donde se especificaba el tipo de contacto que había tenido con el paciente, dependiendo de las tareas de cada profesión y la protección que habían usado para realizar esas tareas.

Con esta ficha individual de contactos de Coronavirus se decidía si esa persona podía continuar con su actividad asistencial con vigilancia pasiva de posible aparición de síntomas o si por el contrario tenía que cesar en su actividad a la espera de realizarse las pruebas para la detección del posible contagio, permaneciendo en su casa en aislamiento. Estas llamadas telefónicas solían ser complicadas, ya que las personas con las que contactábamos tenían como es lógico muchos temores, inseguridades y sobretodo tenían miedo al posible contagio.

También he estado realizando la valoración y distribución de pruebas diagnósticas tanto de PCR como de serologías, acompañadas de una ficha clínica de seguimiento a las personas que se realizaban estas pruebas. Tras ello y la valoración de dichas pruebas se informaba a las personas de sus resultados y, en función de ellos, se les daba el consejo de aislamiento domiciliario y programación de repetición de las pruebas o si podían continuar con su labor profesional en función de su estado inmunológico y clínico.

¿De cuántas pruebas estamos hablando?

Se han llegado a hacer más de 150 pruebas diarias en el servicio, de las cuales teníamos los resultados al día siguiente, y entre dos médicos informábamos individualmente a estas personas.  Habitualmente recibíamos muchas llamadas telefónicas para información y dudas con respecto a estos estudios, cómo hacer los aislamientos, qué equipos de protección usar, personal de especial sensibilidad, en fin…multitud de cuestiones del día a día sobre COVID 19 o el bicho como le llamábamos allí e intentábamos solucionar estas dudas y requerimientos. Este tipo de dudas de trabajadores recaía sobre los médicos que estábamos en el servicio.

Emocionalmente ¿cómo lo has llevado?

Mis sentimientos eran contradictorios en muchos momentos, de pena por las situaciones que nos contaban otros compañeros tanto de su trabajo como de índole personal, y de alegría cuando un compañero enfermo se iba recuperando. Cómo no, también preocupación, ya que siempre piensas que te puedes contagiar y el riesgo que podías ser para tu propia familia.

He intentado siempre demostrar fortaleza en estas situaciones, ya que pienso que hay que seguir nuestro camino como médicos sabiendo que en tu profesión eres el apoyo tanto físico como emocional de tus pacientes.  Y quiero también enviar un recuerdo para los compañeros que en estos días se han quedado en el camino y la emoción y alegría que he sentido con la recuperación de otros.

Marisa Pinilla

Pedro Jesús Rozas

Pedro Jesús Rozas ha estado colaborando voluntariamente en los peores momentos de la crisis sanitara en el Hospital de Campaña COVVA Feria de Muestras de Valladolid, en el que nos han querido destacar de él  “el trabajo y la implicación profesional en favor de la salud y el bienestar de los pacientes, asumiendo un evidente riesgo para su salud y demostrando una actitud personal y profesional, un compañerismo y un conocimiento y dedicación encomiables”.

Pedro…¿En qué ha consistido exactamente tu labor?

Antes de nada debo indicar que los pacientes ingresados estaban en la Zona “contaminada” desde la que no podía salir nada que no fuera nuestro propio equipo de protección individual y vestimenta adecuada. Para salir y pasar a la Zona de Estar, Zona de Equipación o la llamada Zona “limpia”, era preciso pasar por el proceso de descontaminación (que duraba en torno a 10-15 minutos cada vez), ayudados por los Técnicos en Transporte Sanitario.

Por tanto, como médico Adjunto Senior (ese era el puesto), era el Responsable del Equipo durante el turno que me correspondía. Hacíamos turnos rotatorios de mañana, tarde y noche, turnos continuos los siete días de la semana obviamente, según el calendario establecido.

Nos “alarmó” la posible extrema gravedad de la pandemia por el hecho de tener calendario de turnos previstos hasta finales de Junio, desde el día 1 de Abril.

Estaba programado un Equipo por cada 25-50 ingresados máximo, y en cada turno (por equipo) contábamos con 2 Médicos Residentes R3-R4 (de Medicina de Familia y/o Medicina Interna), más 2-4 enfermeros/as, 2-4 TCAE´s, celadores/as, personal de limpieza, técnicos en transporte sanitario, más todo el apoyo logístico necesario.

Teníamos nuestro propio Servicio de Farmacia, con profesional farmacéutico de apoyo. Realmente,  toda la Infraestructura de uno de los dos Hospitales Generales de Valladolid, el Hospital Universitario Río Hortega, del que éramos como una prolongación, un accesorio, una planta más, del que dependíamos a todos los efectos.

¿Con varias tareas distintas a la vez…?

Sí, porque la tarea a realizar dependía del turno que tuvieras, básicamente igual que un hospital:

Por las mañanas, transmisión de incidencias en turno previo y cambio de turno, toma de constantes a todos los ingresados, medicación, paso de consulta por las habitaciones (cada habitación aislada y cada habitación con su fonendo, termómetro y demás) con los enfermos (sólo permitía la entrada de un médico por paciente, bien uno de los residentes, bien yo,  evitando riesgos innecesarios), auscultación, anamnesis respecto a la sintomatología…etc.; petición de pruebas complementarias, analíticas, revisión de medicación, sesión clínica postconsulta, registro informático, llamada de información a familiares. Y resolución de incidencias que pudieran surgir, posibles altas (elaboración de posibles informes de alta). Antes de finalizar el turno, informar al siguiente equipo de cambio de guardia.

Por las tardes, similar a la mañana, pero no se pasaba consulta por habitaciones salvo incidencias, llamadas de enfermos…. Se producían los ingresos de pacientes que venían fundamentalmente de los Hospitales de Valladolid, del Hospital de Medina del Campo, de Segovia…Posibles altas hospitalarias. Y por supuesto antes de finalizar el turno, informar al siguiente equipo de cambio de guardia.

Por las noches, “In vigilando”. Resolución de incidencias, seguimiento hospitalizados y lo mismo, antes de finalizar el turno, informar al siguiente equipo de cambio de guardia.

Y había tres cosas que eran imprescindibles y obligatorias:

En primer lugar, el descanso a mitad de turno para evitar complicaciones propias de los EPI´s, como hipotensión, leve deshidratación, leve hipoxemia, mareos, etc.

En segundo lugar, llegar con el suficiente tiempo para dejar todo en la taquilla, equiparse con  los EPI´s y recibir el cambio de guardia con el compañero…todo ello requería acudir entre 45 y 60 minutos antes de iniciar el turno. 

Y en tercer lugar, el seguimiento estricto de todos y cada uno de los procedimientos de Bioseguridad establecidos.

Como médico, ¿qué te has traído de esta experiencia?

La satisfacción del retorno al quehacer médico hospitalario diario, después de muchos años sin hacerlo. Además, supuso un gran reto profesional, precisando un “Máster acelerado” (previo y durante todo el tiempo que estuvo operativo el Hospital de Campaña) sobre todo en actualización técnica y científica de la Enfermedad específica, pero también y fundamentalmente del control y seguimiento hospitalario evolutivo de los pacientes con COVID-19. Todo ello en un marco científico demasiado dinámico y cambiante por el desconocimiento generalizado en todos los ámbitos, dado lo brusco de la aparición, de la enfermedad.

Me ha aportado también el conocimiento de la aplicación informática utilizada por Atención Especializada en el SACYL (Servicio Público de Salud de Castilla y León), con la imprescindible ayuda de los Residentes (R3 y R4 más duchos y habituados a ella), teniendo acceso a las Historias Clínicas de los pacientes hospitalizados, así como a todas las sinergias que aporta la propia herramienta, me pareció muy operativa.

He podido valorar la gran preparación técnica (y humana) de todos los profesionales sanitarios, mayor contacto con los médicos residentes, de las promociones y generaciones venideras, inmenso conocimiento científico, y en el caso de los médicos, su hidalguía y valentía, ya que muchos de ellos habían sido compañeros de carrera de la joven médico fallecida a los 28 años de edad en Mota del Cuervo (Ciudad Real) como consecuencia de la COVID-19.

Y si todo eso te has traído como profesional de la medicina…¿qué te has traído en el corazón?

Ante todo una palabra: SOLIDARIDAD. La solidaridad de un gran equipo humano, tan necesaria en estos dramáticos momentos, asumiendo con gran valentía el hecho de ser la infantería de la Medicina en un entorno desconocido y lleno de incertidumbres como pioneros en el inicio del Hospital de Campaña con el riesgo añadido propio de la enfermedad vírica, riesgo conocido y asumido por todos.

He apreciado más la calidad humana y el cariño que me han mostrado AMIGOS de la Casa, la Mutua, ya que en las circunstancias desfavorables o de mayor riesgo es donde valoras más el apoyo incondicional de ellos, con llamadas periódicas y contacto continuo como personas, como iguales, sin importar los “galones”. 

Y…aunque o necesitaba corroborarlo, pero a pesar de ello he sido consciente del CORAJE de mi ESPOSA E HIJOS, que no dudaron en asumir posibles riesgos ya que no me “dejaron” recluirme en un Hotel alejado de ellos todo el tiempo que estuvo operativo el Hospital de la Feria de Muestras de Valladolid; quiero destacar y reseñar de un modo especial que tras volver a casa el primer día desde el Hospital, me recibieron con aplausos y tenía un libro dedicado por los tres, lo que me hizo emocionarme inmensamente, fue un gran momento que recordaré con especial cariño toda mi vida. El título del libro tenía y tiene un significado Especial para todos “LO MEJOR DE IR ES VOLVER” ( del autor Albert Espinosa).

Alguien, no recuerdo quién, dijo alguna vez, que en estas circunstancias y épocas, somos “una gota de agua en un inmenso océano, pero todas las gotas son necesarias, ya que el océano no sería el mismo sin una de esas gotas…”, pues eso, fuimos una gotas pequeñas pero necesarias y positivas.

Pedro Jesús Rozas

Etiquetas:

Compartir: Meneame Fresqui Delicious

© Ibermutua, Mutua Colaboradora con la Seguridad Social nº 274.
Aviso legal y privacidad