Ejercicio físico: todavía un gran desconocido
Muy frecuentemente recibimos mensajes sobre la importancia de incluir en nuestras vidas un mayor nivel de ejercicio y actividad física como medio para mejorar nuestra salud y reducir el riesgo de algunas de las enfermedades que más nos preocupan por su trascendencia: infartos, hipertensión, diabetes, accidentes cerebro-vasculares, alzheimer, etc.
Sin embargo, por alguna desconocida razón, aún hoy en día la práctica regular de ejercicio físico es una de las recomendaciones que más rápidamente abandonan aquellos a los que se los prescribe su médico o su terapeuta. Quizás, una fría y estricta prescripción del ejercicio más recomendables no sea un abordaje suficientemente motivador para conseguir que este hábito se instale decididamente en nuestras vidas.
La modificación de hábitos de vida es un proceso difícil y complejo, en el que la intervención de tan múltiples factores lo convierte en un reto realmente apasionante y ciertamente trascendente para nuestra salud. Por esta razón, no debemos conformarnos con ser sujetos pasivos para recibir este tipo de prescripción, como puede suceder en el caso de los tratamientos farmacológicos, sino que se hace imprescindible nuestra participación consciente y responsable de lo que debería denominarse Autogestión de Hábitos Saludable.
DIAGNÓSTICO DE LA SITUACIÓN ACTUAL
Datos recientemente publicados nos muestra un panorama sobre el que es preciso actuar con rapidez y contundencia. Los datos sobre la población trabajadora son muy alarmantes. El 60% de la población trabajadora es sedentaria, y es además este grupo el que padece mayor incidencia de obesidad, hipertensión, hipercolesterolemia, diabetes y ansiedad. Este hecho evidencia con toda claridad la relación entre estilo de vida sedentario y factores de riesgo cardiovascular, dada su pluripatología a la que conduce el sedentarismo. Desde el punto de vista laboral, también hay que destacar la importancia del mayor nivel de absentismo en las personas más inactivas, que además absorben un mayor coste sanitario relacionado con las patologías que frecuentemente presentan.
La solución a esta preocupante situación contra el estilo de vida sedentario y sus consecuencias requiere estrategias que incluyan acciones coordinadas desde las Administraciones Públicas Sanitarias como desde las propias empresas. Un buen ejemplo es el desarrollado por el Ministerio de Sanidad y Consumo a través de la Estrategia NAOS frente a la obesidad (Actividad física y nutrición frente a la obesidad y el sobrepeso), en el que se está desarrollándo un plan multidisciplinario implicando a muy distintos sectores que abarcan desde el educativo y el urbanismo, hasta el alimentario y de la moda.
ESTRATEGIAS PARA INTRODUCIR EL EJERCICIO FÍSICO EN EL ENTORNO LABORAL
Una de las claves para introducir estrategias para promocionar la salud en la empresa es la concienciación y convicción de la efectividad de este tipo de abordajes. En este sentido, los estudios que han investigado los resultados de la promoción del ejercicio físico en el entorno laboral sobre el absentismo y la valoración del propio trabajo, muestran sin lugar a duda efectos muy beneficiosos. Los análisis de la OMS cifran en casi un 25% la reducción de absentismo a través del desarrollo de programas que incidan en la promoción de estilos de vida más saludables (OMS 2003). Los estudios de Coste-Beneficio (BCA) (Pratt 2009) de los programas de promoción de hábitos saludables, evidencian que por cada dólar que se invierte en prevención a través de actividad física en el entorno laboral, se pueden ahorrar hasta 13 dólares en costes derivados del sedentarismo.
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Etiquetas: ejercicio, entorno laboral, habitos saludables
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